EXPERIENCIA DE VIDA
“La experiencia es la madre de la ciencia”, dice el refrán, y es verdad.
La vida es un ir disfrutando las etapas buenas en la que todo te sonríe, y aceptar y superar otras en las que los problemas te agobian. Hay momentos en los que compartes y ayudas, y otros en los que necesitamos ser ayudados.
Nuestro grupo es uno de esos espacios en los que compartimos momentos de alegría o de preocupación, de salud o de enfermedad, en fin… toda nuestra vida cotidiana, con la seguridad de que se nos escucha, anima y apoya.
Todos tenemos momentos felices con nuestros hijos y otros en los que son un motivo de preocupación. Y todas estas vivencias, como María, “las guardamos en lo más profundo de nuestros corazones”
De María podemos aprender a decir “Si” a lo que muchas veces no entendemos; a estar dispuestas a ayudar, aunque haya que recorrer un largo camino.
¿Qué nuestra vida no ha sido fácil? Tampoco la de Ella:
Primero tiene que obedecer una orden del Imperio Romano, y en estado de avanzada gestación, viajar hasta Belén donde nacerá su hijo.
Para cumplir con la ley judía, a los cuarenta días va a Jerusalén al templo, para su purificación y para presentar al niño como primogénito. Y allí, Simeón le dice a María que su hijo será un signo de contradicción y que a ella una espada le atravesará el corazón. El porvenir no es nada halagüeño.
Tiene que emigrar a Egipto para poner al Niño a salvo. En nuestra comunidad, que tenemos inmigrantes, podemos intuir lo que eso supone.
Vuelven a su tierra y viven en familia. Y cuando todo parece que les sonríe, bajan de Nazaret a Jerusalén y, a la vuelta, sufren la angustia de perderlo y la alegría de encontrarlo. Y María, madre, se queja diciéndole “¿por qué me haces esto?”
Queda viuda, como una gran mayoría de mujeres de nuestra comunidad, y experimenta el vacío, la tristeza, la soledad. Y sí, tiene un hijo, pero debe marchar a realizar su trabajo, su misión. Como nuestros hijos, dejan el hogar para hacer su vida.
Ella sigue siendo fiel a su hijo desde el silencio, viviendo en un segundo plano.
¡Tenemos tanto que aprender de Ella: Su entrega, disponibilidad, humildad, aceptación…!
Pero sin duda, dentro de su corazón estaba aquel momento de alegría en que fue “Madre en Belén”.
¡Que reine la alegría en nuestras fiestas de Nuestra Señora de Belén!