El grupo de Misiones de la parroquia de Nª Sra. De Belén os recuerda que el próximo fin de semana, días 1 y 2 de diciembre, haremos la colecta para colaborar con nuestros hermanos de Congo y Bolivia con los que tenemos proyectos de colaboración, este año con el lema “portadores de esperanza”.

La colecta queda abierta hasta el 6 de enero. Según el mes año en que nos hagáis la aportación y si os identificáis, tendréis acceso a la deducción fiscal del ejercicio correspondiente, todo ello con la total discreción asegurada.

Os informamos brevemente de ambas campañas:

El Congo es un país en guerra desde hace años, agravado por el corrupto gobierno de Kabila. Hay conflictos entre grupos rebeldes y las fuerzas del orden, poblaciones enteras viven con miedo, miles de desplazados buscan refugio en otros países y los que se quedan pueden ser asesinados o secuestrados. La población más débil son las mujeres y las niñas que se han convertido en arma de guerra (1 de cada 5 mujeres son violadas en El Congo).

Pero en esta campaña vamos a centrarnos en LA ESPERANZA, hablamos de dos personas congoleñas que han centrado su vida a ayudar a estas mujeres, y con sus acciones han visualizado el problema al resto del mundo:- La hermana Angelique Namaika, premio Nansen para los refugiados 2013. Actúa en la región de Dungu, ha creado el centro para la reinserción y desarrollo, donde acoge a mujeres que han sido secuestradas y violadas, y que son repudiadas por sus familias, donde se las escucha, reciben clases y aprenden un oficio y el doctor Denis Nukuege, ginecólogo, atiende a estas mujeres que sufren tortura genital, y ha salvado a miles de vidas, está amenazado de muerte pero sigue trabajando y denunciando. Es uno de los premios Nobel de la Paz 2018. Otro rasgo de esperanza es que, por fin, va a haber elecciones el 23 de diciembre, y no se presenta Kabila, habrá observadores internacionales para conseguir unas elecciones limpias; y, por último, también hay esperanza porque la Iglesia Católica en Congo lucha por la justicia social y los más pobres, con personas como el padre Medard, que se encuentra en una de las zonas más conflictivas, en la diócesis de Dungu-Doruma. Con nuestro dinero podemos ayudar a que no pierdan la esperanza los más jóvenes, los estudiantes. La reconstrucción de su escuela puede ser un signo ejemplar de la reconstrucción del país.

Es muy difícil la comunicación y aún no tenemos detalle del destino concreto del dinero enviado en la campaña anterior (hubo problemas de envío porque habían cambiado de cuenta y eso lo retrasó), pero toda ayuda que reciban es poca en las condiciones que están viviendo. Nos enviarán detalles próximamente.

El Padre Enrique Pusarico, en su parroquia San Martín de Porres – Diócesis de El Alto en Bolivia-, en una parroquia con amplia zona rural para hacer Misión y perturbada por la actividad de numerosas sectas y un Gobierno hostil, quiere ser signo de esperanza ahí. Pronto dará detalles de la continuación del proyecto para 2019. Nos hizo llegar una extensa carta con detalles pormenorizados y muchas fotografías que podéis consultar en el atrio, y que comienza así:

Reciban un fuerte y cariñoso abrazo por toda la ayuda y amistad que muestran conmigo y con mi comunidad parroquial. Sepan que los acompaño con mis mejores deseos y oraciones.

Me pongo en contacto con todos para hacerles llegar este sencillo informe de la ayuda económica que generosamente nos hicieron llegar para el impulso de la pastoral de la parroquia misionera San Martín de Porres.

Toda vuestra ayuda se ha transformado en actividades concretas de formación a jóvenes y niños, cercanía a las familias, y en muchos casos a los más pobres (ancianos y personas con discapacidad). Y también ha contribuido, en alguna manera, a equipar la parroquia y la compra de algunos materiales necesarios para la misión. Todo esto sería muy difícil de concretar sin su ayuda, la colaboración de toda la comunidad parroquial de Nuestra Señora de Belén.

En nombre de toda la Parroquia misionera san Martín de Porres y de tantas familias a las que hemos podido llegar, les agradezco de todo corazón a cada una de las personas y familias, por toda su colaboración, que sepan que les tendré, les tendremos, presentes en nuestra oración. Fraternalmente su hermano Enrique.